Una casa cuyos muros abrazan íntimos encuentros
Esta icónica casona de la colonia de la Colonia Juaréz, es otro maravilloso ejemplo de arquitectura del Porfiriato. Su gran fachada afrancesada de imponentes ventanales y gran portón, protegen el interior del exterior, haciéndonos descubrir una vez que atravesamos el umbral de la entrada, uno de los patios más apacibles de la ciudad. Las 3 alas de la casa, y su elevada terraza enmarcan perfectamente este espacio abierto. Un muro con jardines colgantes y una jacaranda acentúan el fabuloso juego de cantería en sus pisos, que hace juego con la compleja marquetería de los pisos de madera de su interior.
Un amplio salón en su interior, enormes habitaciones y un área de servicio, hacen de este lugar el escenario perfecto para la celebración de todo tipo de eventos. Desde exposiciones de arte hasta festejos.
Su impecable remodelación hace que no nos sea difícil imaginarnos cómo era esta elegante vivienda construida en 1906. Sin embargo por muchas décadas tuvo otros usos, y estuvo en franca ruina durante algunos años de abandono. Su programa original dialoga con la saturada agenda que actualmente tiene.
