Misrepresented: La importancia de mirar a los NO representados

Misrepresented es una iniciativa curatorial desarrollada por Proyectos Públicos, cuyo propósito es reivindicar la producción de artistas que, pese a contar con una práctica consolidada, han sido relegados de los circuitos de reconocimiento institucional y del coleccionismo. A través de exposiciones articuladas en torno a comisiones, y marcos temáticos ligados a géneros artísticos, este proyecto se plantea como una plataforma de soporte y visibilidad.
La edición inaugural, titulada Landscapes (Paisajes), se llevó a cabo en febrero de 2025 en Barcelona, uno de nuestros recintos en la colonia Juárez, sentando las bases para el establecimiento de un modelo de apoyo anual. El ensayo que se presenta a continuación, escrito por David Miranda —curador en jefe del Museo Experimental El Eco y comisario del proyecto—, ofrece una reflexión sobre el lugar del arte, y sus implicaciones éticas y políticas dentro del contexto del México actual.

He dedicado más de veinte años a la curaduría, la producción y la docencia en arte, tanto en México como en el extranjero. Durante este tiempo, he tenido la oportunidad y el privilegio de trabajar con artistas emergentes, de media carrera y de trayectoria consolidada, acompañándolos en sus procesos. He curado diversas exposiciones de archivo histórico y he sido comisario de colecciones públicas y privadas. Y, por si fuera poco, combino dichas actividades con mi labor como artista. ¿Suena glamoroso, verdad? La realidad es un poco más compleja.

Trataré de esbozar aquí una reflexión sobre los actos de resistencia que implica dedicarse al arte y la cultura en una sociedad de consumo como la actual. Estoy convencido de que la actividad artístico-cultural del país sigue siendo uno de los valores más relevantes de nuestro tiempo, ya que representa una inversión segura, significativa y favorable para el desarrollo público. Considero que todos los sectores de la sociedad productiva deberían destinar un porcentaje de sus ganancias al arte. ¿Por qué? Porque una sociedad saludable debe emplear parte de sus recursos en preservar valores fundamentales como la identidad, la expresión y la creatividad. Dado que la práctica artística alberga naturalmente estos valores, el arte debería ocupar un lugar central en el desarrollo público de las sociedades.

En este sentido, vale la pena señalar que la práctica artística no debe ser vista como mero entretenimiento, sino como una vía para confrontar el mundo utilitario, promoviendo una reflexión necesaria para descubrir otras formas de ver y convivir, más allá del consumo. A pesar de que vivimos en una época dominada por el imperio de la estética material, la profesión artística no se considera una actividad relevante en la configuración política y económica del Estado-nación. En general, las políticas culturales en México han operado bajo la lógica de definir al campo cultural como un conjunto de empleados orgánicos del relato oficial. Algunos creadores han aceptado como parte de su labor la producción de imágenes para la propaganda ideológica, olvidando la posibilidad de ejercer su práctica como facilitadores de procesos creativos o como articuladores de obras que permitan la autocrítica necesaria para la autorregulación del poder.

Abraham Cruzvillegas en San Miguel de Allende, 2022. Cortesía del autor.

También existen trayectorias artísticas cimentadas en la homologación de modelos productivistas. Podemos identificar este fenómeno cuando dejamos de hablar del individuo y comenzamos a referirnos a los artistas en términos de “estudios”, como si fueran fábricas u oficinas de comunicación visual.

Mencionaba al principio algunas de las actividades en las que he participado dentro del campo artístico, porque en ellas he podido constatar que un profesional del arte en México, por lo general, debe cubrir varios frentes. Pocos son los que pueden dedicarse de forma exclusiva a la creación de su obra. Usualmente, un artista en México deambula entre la producción, la enseñanza (escolarizada y no escolarizada), y también entre tareas relacionadas con la distribución y comercialización de obras de artistas mejor posicionados en el mercado. Algunos trabajan en instituciones culturales, públicas o privadas, como facilitadores y coordinadores de eventos.

Todas estas personas son expertas y practicantes a la vez. En este sentido, México posee una de las comunidades culturales más complejas del campo artístico global: quien monta exposiciones o mueve obras, quizá también sea artista con trayectoria. A pesar de que la escena mexicana tiene una vida artística sumamente dinámica, no existen suficientes foros ni estructuras que permitan a la mayoría de egresados de escuelas de arte dedicarse de forma inmediata a la creación.

El mercado también tiene sus limitaciones, independientemente de las estructuras de poder que representa. No se trata solo de quién compra y cómo, sino de cuántas personas están en disposición de hacerlo y por qué. Muchas personas se sorprenderían de lo accesible que es consumir arte en México, tanto material como mediáticamente. El problema es que se sigue asociando el arte con una condición de privilegio para un sector reducido de “entendidos” y no como un fenómeno público del cual cualquier persona puede formar parte. Sin duda, también es un problema de divulgación.

Luis Camnitzer, El Museo es una Escuela, 2015. Via Museo Jumex.

El dramaturgo español Pedro Calderón de la Barca, en su obra La vida es sueño, decía: “el arte es un jardín muy alto, pero con las puertas abiertas”. De ahí que algunos actores profesionales del campo pensemos que la práctica artística debe contar con apoyos distintos que favorezcan su visibilidad. Además de las becas a creadores promovidas por el Estado, deberían existir modelos hacendarios más eficientes que fomenten el coleccionismo en todos los niveles. Cualquier persona debería poder deducir, de forma sencilla, parte de sus activos invertidos en arte, ya que esta producción simbólica es un bien colectivo indiscutible.

Los problemas derivados de las operaciones mercantiles pueden resolverse con una estructura hacendaria clara, que reconozca a la profesión artística al igual que a otras de la sociedad civil (medicina, contaduría, ingeniería, etc.). El problema también radica en que
muchas personas dedicadas a esta actividad no están dispuestas a ser consideradas parte de la estructura social convencional, pues aún prevalece el aura romántica que presenta al artista como un individuo independiente, libre y genial. Sin embargo, para una sociedad tan interconectada materialmente como la actual, un individuo con una supuesta independencia y genialidad separada de las necesidades sociales resulta un lastre y un anacronismo.

Misrepresented (Landscapes), Barcelona, Ciudad de México, 2025.

Misrepresented (Landscapes), Barcelona, Ciudad de México, 2025.

Hacer exposiciones de arte persigue varios objetivos: uno es dar visibilidad a la expresión artística de alguien que ha dedicado su tiempo a crear un enunciado singular desde su práctica; otro, construir un relato transversal que aporte una reflexión desde una disciplina artística; y también, reconocer el potencial del campo imaginativo. La imaginación es uno de los recursos más desdeñados en la sociedad de consumo actual, donde se asocia con una suerte de nihilismo romántico. Considero que, hoy más que nunca, debemos reivindicar la imaginación como un poder transformador de la sociedad. Educar a las nuevas generaciones en las facultades imaginativas del intelecto es fundamental para preservar una condición ciudadana, y no meramente consumista. Producir exposiciones es importante, pero más importante aún es verlas.

En mi defensa dubitativa respecto a este texto, puedo decir que toda esta deriva reflexiva en torno a la práctica artística ha surgido de hacer y ver exhibiciones.

Hace más de un año hablé con Pepe Islas, emprendedor y mecenas mexicano, y me contó sobre un encuentro en un restaurante en Oaxaca, donde vio una obra que lo cautivó. Preguntó a la dueña del establecimiento por el cuadro de los manglares oaxaqueños, con la intención de comprarlo, y para su sorpresa, la mujer se negó a venderlo, pues había sido hecho especialmente para ella y su local. Generosamente, le dio el contacto del artista.

Avelino Hernández nació en San Bartolo Coyotepec en 1979, en el seno de una familia de artesanos del barro negro. Por las mañanas trabaja en un hospital del Estado, en el área de oncología infantil. Por las tardes, dedica tiempo a su familia, y por las noches pinta. Ha
presentado su obra en el Museo de Arte Popular de Oaxaca y en la Galería de la Escuela de Bellas Artes de la UABJO. En 2001, incluso fue presidente de la Comisión de Cultura del H. Ayuntamiento de San Bartolo Coyotepec.

Pepe me mostró la obra y me pareció muy interesante su aproximación técnica y conceptual. Pensamos en todas las personas que, como Avelino, necesitan apoyo para visibilizar su trabajo, y decidimos crear una plataforma para apoyar ese tipo de trayectorias.

Misrepresented nace como una iniciativa que busca dar reconocimiento, exposición y difusión al trabajo de artistas que, a lo largo de su carrera, no han logrado establecer la notoriedad necesaria para promover el coleccionismo de su obra dentro del sistema del arte. Materializándose en una exposición a partir de obra comisionada, basada en un eje conceptual que alude a un género artístico, esta será desarrollado por las y los artistas involucrados para establecer el marco curatorial y museográfico del proyecto.

Con este proyecto, se busca consolidar una plataforma anual que visibilice a artistas con un lenguaje consolidado, mediante comisiones que se erijan como emblemas de su práctica creativa, y que, a su vez, presenten distintas maneras de abordar un género artístico en la contemporaneidad. A diferencia de otras plataformas que exhiben obra por el carácter emergente de los artistas sin articular una revisión crítica, este proyecto parte de coincidencias e inquietudes comunes en el campo artístico.

En este sentido, es un proyecto que busca fortalecer el diálogo público sobre los temas que las y los artistas consideran relevantes para producir su obra, más allá de la mera especulación material.

En 2025, la edición denominada Landscapes (Paisajes) invitó a siete artistas que han trabajado con esta temática a colaborar en una exposición que ofreció una interpretación amplia del concepto. Esto permitió a los espectadores observar distintas nociones del
término y reconocer sus múltiples posibilidades, a través de prácticas y metodologías diversas. La decisión de iniciar la plataforma con el tema del paisaje funcionó como una metáfora de los múltiples escenarios y condiciones en que se desarrolla la práctica artística, y de cómo, en su distribución y consumo, a veces se desdibuja el origen de quienes han dedicado su vida a ella.

Misrepresented es una iniciativa de Pepe Islas, bajo mi coordinación curatorial, con la producción de Proyectos Públicos. Busca exponer el trabajo de artistas que, por diversas razones, han quedado al margen del sistema del arte, reconociendo lenguajes, estéticas y modos de producción diversos que permitan a un público amplio una reflexión distinta frente a otras plataformas de arte contemporáneo.