Uno de los recintos históricos más espectaculares de la Ciudad de México
Esta casa ubicada en la Colonia Juaréz, construida en 1905 por el ingeniero Alberto Robles Gil, es una de las grandes joyas de la arquitectura del Porfiriato. Es sorprendente que este edificio llegó a estar en abandono. Cada periodo por el que pasó, cada uso diferente que tuvo, queda documentado en un palimpsesto de colores y materiales fantásticamente conservados en la actualidad.
Sus generosos patios y majestuosas escaleras, sus grandes alturas y elegantes acabados, fueron, paradójicamente, el pomposo escenario de una modesto almacén dedicado a la venta de vidrio en la década de los setenta. Su uso anterior tampoco responde mucho a la lógica del edificio, siendo este la sede de oficinas de La Tabacalera Mexicana de cigarros Delicados, que alquilaba el inmueble a la Fundación Dondé, quienes adquirieron el inmueble en 1938.
Al indagar en el personaje de Robles Gil, quien habitara esa casa por más de treinta años, es cuando cobra dimensión la verdadera escala del lugar. Este ingeniero estaba a cargo de importantes obras públicas en todo el país, en una época de gran crecimiento. En los salones de su casa se firmaron importantes acuerdos políticos, además de celebrarse importantes recepciones y bailes.
En la actualidad la casa retoma ese espíritu celebratorio, en un edificio que logra entender la poética de la ruina, gracias a sus grandes intervenciones arquitectónicas y un fantástico paisajismo. En el techo del inmueble, un invernadero construido por el arquitecto Alberto Kalach es quizás el único dialogo que existe con lo contemporáneo.
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